Dáctilos
o Dactyles. Los Dáctilos del Ida son genios, cretenses o frigios, que pertenecen al cortejo de Rea o al de Cibeles. Su nombre significa "los dedos", lo cual se explicaba, bien por su destreza en el trabajo manual, sobre todo el referente a los metales, bien por leyendas etiológicas. Contábase, por ejemplo, que en el momento en que su madre (Rea o una ninfa del Ida) los daba a luz, sus manos, crispadas de dolor, se habían clavado en el suelo; las huellas que quedaron sirvieron para dar su nombre a los hijos. Incluso se decía que habían nacido del polvo que las nodrizas de Zeus habían arrojado entre sus dedos. Estrabón distingue los dáctilos de los curetes, y de los coribantes, y menciona una tradición frigia según la cual había en su origen en la isla, un centenar de hombres llamados los dáctilos de Ida que crearon nueve curetes, cada uno de los cuales tuvo tantos hijos cuantos dedos hay en ambas manos. Otra opinión que refiere él mismo no admite más que cinco dáctilos, inventores del hierro, o de forjarlo según Sófocles. Estos cinco hermanos tenían cinco hermanas, y de este número tomaron el nombre de Dedos del monte Ida. Estrabón nombra cuatro de los cinco hermanos a saber; Hércules, Salamino, Damnaneo, Acmón. Una tradición de Élide, les da nombre: Heracles (el mayor, que no hay que confundir con el hijo de Alcmena), Epimedes, Idas (o Acésidas), Peoneo y Yaso. La narración de Diodoro de Sicilia ofrece algunas diferencias. Los primeros habitantes de la isla de Creta, dice, fueron los dáctilos, que vivían sobre el monte Ida. Entregados a las ceremonias teúrgicas, tuvieron por discípulos a Orfeo, que llevó sus misterios a Grecia, como también el uso del hierro y del fuego que había aprendido de ellos. En reconocimiento los pueblos le tributaron honores divinos. Según Diómedes el gramático, eran sacerdotes de Cibeles llamados ideos del monte Ida en Frigia, donde era reverenciada esta diosa, y dáctilos, porque queriendo impedir que Saturno oyese los gritos de Júpiter, que la misma les había confiado, cantaban versos inventados por ellos, y cuyas medidas desiguales imitaban los tiempos del pie que los latinos llaman dáctilo. Después de haber sido los sacerdotes del Cielo y la Tierra, a quien sacrifican coronados de encina, bajo el nombre de Thea, lo que les había granjeado el nombre de "paredroi, asesores", asistentes, fueron contados entre las divinidades y tenidos como lares o dioses domésticos. Sólo su nombre era considerado como un preservativo, e invocados con confianza en los mayores peligros. Había también piedras llamadas Dactyili Idæi, cuya virtud se creía milagrosa y de la cual se hacían una especie de talismanes que se traían en el pulgar. Los Dáctilos son magos, y se les atribuía la difusión y, a veces, la invención de los misterios. Emparentados con los Curetes, se cree a menudo que, como ellos, cuidaron de la infancia de Zeus. Son cinco o, más frecuentemente, diez, y hay quien eleva su número a cien. Se confunden alguna vez los dáctilos con los cabiros, cuyo culto se hallaba más generalizado. Al parecer, organizaron los primeros Juegos Olímpicos para divertir a Zeus niño. Asegurábase también que habían enseñado la música a Paris, en el Ida de Tróade. Pasaban por inventores de la medicina, la agricultura, quizá el vino y la metalurgia: precisamente su culto en Eretria está en relación con una mina de hierro y cobre allí existente. Ver, Cileno, Coribantes, Cabiros, Curetes.