Abdera

Ciudad marítima de Tracia, a orillas del mar Egeo, junto a la desembocadura del río Nesto (hoy, Mesta), a unos 30 km al noreste de la isla de Tasos. Situada a unos 95 km al oeste de Dorisco. Fundada según unos por Abdera, hermana de Diomedes, y según otros por Heracles en honor de su servidor y amigo preferido Abdero. Quizás esta leyenda encubre una posible realidad histórica: o alguna operación sin éxito de gente micénica o alguna instalación fenicia. Es interesante mencionar un detalle: el dios fenicio Melqart, quien había sido el prototipo para la creación del héroe griego Heracles, tenía un servidor llamado Abd. Curiosamente, Abd en fenicio significa servidor, esclavo... De todas formas la historia de la ciudad empieza cuando, en el siglo VII a.C., entre los años 656-652, se instalan aquí colonos de Clazomene. Ellos tienen que luchar contra los pueblos tracios indígenas y contra el paludismo que azotaba la región. A consecuencia de todo eso lo colonia sufre un rápido declive. Durante las excavaciones se halló una parte de los murallas de la ciudad y ruinas de dos casas procedentes de esta época. Un siglo más tarde, en el 545 a.C., llegan otros colonos de la ciudad jónica Teos para evitar la amenaza persa. Ellos van a tener más suerte: se enfrentan a los pueblos tracios con éxito y consiguen crear una ciudad en la que reinará la prosperidad. De esta fase proceden restos de las murallas, de un santuario al aire libre, de unas casas, así como también restos del neosoikos del puerto (instalación con techo para la protección de las naves). En las Guerras Médicas Abdera había servido de base militar para los persas, hospedando de forma forzosa al rey Xerxes quien después llegó a tener vínculos de amistad con la ciudad. A partir de mediados del siglo IV a.C., Abdera se ve invadida por los tribalios de Tracia. Además, o causa de cambios geofísicas, gran parte del mar se convierte en tierra, dejando Abdera de ser una ciudad litoral. Bajo esas circunstancias, los habitantes van construyendo de nuevo la ciudad más al sur según el sistema de Hipodamo, con calles rectas que se cruzan formando manzanas. Las murallas se fortifican con torres cuadradas, se construye una acrópolis fuerte en una colina de la ciudad, un teatro y dos puertos. Las casas llevaban un patio interior con un pozo. Alrededor del patio había pórticos que conducían a las habitaciones. De todo eso se pueden ver hoy restos muy parciales. Desgraciadamente, la fase mejor representada en las excavaciones, es la época romana que coincide con el declive de Abdera, ya que para los romanos la ciudad no tenía tanta importancia: la Vía Egnatia fue trazada mas al norte, mientras que los pantanos provocaban varios problemas a la población. Después del siglo IV la ciudad apenas se habitó, convirtiéndose en un pequeño foco de poblamiento trasladado a la colina de la acrópolis. Las columnas de las casas antiguas que se veían desde la colina, van a dar la denominación Polistilon al poblado bizantino que se construirá en el siglo IX. Precisamente, de la fase bizantina procede un cementerio y un templo catedral con boptisterion y restos de la fortificación. Durante la ocupación turca, la ciudad se cita con el nombre de Bulustra. Son muy numerosas las tumbas excavadas pertenecientes a todos los momentos de poblamiento de la ciudad, y se conocen muchos detalles sobre las costumbres funerarias de los abderitanos. La necrópolis de los primeros colonos fue localizada fuera de las murallas de la ciudad, cubierta por una gran cantidad de arena. Los muertos eran enterrados en fosas excavadas en el terreno o en vasos grandes los niños. Se practicaba también la incineración con piras superficiales. Desde finales del siglo VI a.C. hasta principios del siglo III a.C., se utilizó una necrópolis más extensa de túmulos. Para la inhumación se emplearon todos los tipos de tumbas. Según la situación económica, se podía elegir entre un sarcófago decorado o no, una tumba en forma de cesta, etc.. El difunto se acompañaba de sus objetos personales y las ofrendas de sus parientes. Coronas, joyas, utensilios, artículos de aseo, estatuillas y vasos se hallan dentro de los tumbas o encima de ellas. Los parientes celebraban libaciones. Restos de estos ritos, vasos enteros o rotos, han sido descubiertos entre las tumbas que se cubrían con túmulos, indicados por medio de estelas. A finales del siglo III a.C. y principios del II a.C., las necrópolis se concentran en una parte deshabitada de la ciudad. Los cementerios cristianos desde el siglo III hasta el XII se encontraban en el área de la puerta oeste de la muralla antigua, mientras que después del siglo XII, se incorporaron en los límites de la fortificación bizantina. Se conocen de los tiempos antiguos varios chistes sobre la necedad de los abderitanos. Sin embargo, la ciudad tuvo una vida cultural notable (no olvidemos su cercanía con las costas de Asia Menor (Jonia) y, sobre todo, ha sido la ciudad natal no sólo de Demócrito, el padre de lo teoría del átomo, sino también de una serie de hombres muy importantes. Primero se cita Anacreonte, poeta mélico, quien había llegado a Abdera junto a los colonos de Teos. Protágoras, uno de los más importantes y famosos sofistas de la antigüedad, nació también aquí. De Abdera era el maestro de Demócrito, Leucipo, como el alumno de Demócrito, Anaxarco, quien seguiría a Alejandro Magno en sus expediciones, el gramático Ecateo y el poeta Niceneto. Vion, matemático, también abderitano, ha sido el primero que formuló la teoría que defiende que en la tierra existen lugares donde el día dura seis meses seguidos y la noche otros seis. Debemos también mencionar que Píndaro había dedicado un poema suyo a las luchas de los colonos contra los pueblos tracios y a la fundación de la colonia. Además, una obra famosa de Hipócrates, Las Epidemias, se debe al estudio de las enfermedades que azotaban la población y que el propio Hipócrates realizó tras visitar la ciudad para estudiarlas de cerca. Se sabe que Abdera era una ciudad democrática. La boulé y el demos eran las autoridades superiores. Hay inscripciones que contienen leyes (una de ellas pretende proteger la ciudad de conspiraciones) y dos decretos en honor de individuos que habían beneficiado la ciudad. Otro aspecto de la vida pública era la religión. Hallazgos arqueológicos nos dan una imagen suficiente para la vida religiosa de los habitantes que se completa con citas de textos antiguos e inscripciones. El dios-patrón de Abdera era Apolo, pero se veneraba también a Deméter. En su honor se celebraba la fiesta de las Thesmoforias. Se veneraban igualmente otras deidades como Cibeles, Zeus Hipsisto, Zeus Eleuterio, Dioniso, en cuyo honor celebraban las dionisíacas, y Abdera, Hermes, Ártemis, Heracles, Niké, Afrodita, Pan, Eros, etc.. Las monedas señalan otro aspecto importante de Abdera. Hay que destacar que la ciudad acuñaba su propia moneda desde el siglo VI a.C., hecho que demuestra su prosperidad. Como durante las excavaciones se localizaron factorías y talleres, se deduce que los abderitanos fabricaban vasos, estatuillas, moldes de monedas, sarcófagos de piedra y de barro, entre otros enseres. Objetos importados y otros procedentes de Abdera y hallados en distintos lugares nos hacen entrever los relaciones comerciales con regiones del Mar Negro, Egeo y Mediterráneo oriental. Hoy, Abdera, municipio de la ciudad de Genisea, unidad regional Xanthi de Tracia, Grecia. )o( MITOLOGÍA.- Fue fundada por Heracles en honor de Abdero, hijo de Hermes.
 
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