Vidrio
Hasta el descubrimiento de la técnica del soplado de vidrio, la producción de vidrio (specularis lapis) era lenta y laboriosa. La técnica del modelado a mano se difundió desde Egipto a través de Creta y hacia el siglo VII a.C. había centros especializados en Rodas, Etruria y el Véneto que se encargaban de la producción de pequeños y coloreados recipientes de vidrio para perfumes y ungüentos. El vidrio modelado también se utilizó para hacer piedras. sellos y en la decoración arquitectónica y en la escultura, por ejemplo en la estatua crisoelefantina de Zeus en Olimpia. La introducción de la boquilla para soplar en la mitad del siglo I a.C. revolucionó la industria. Desde entonces se pudo producir vidrio de forma rápida y barata y con su versatilidad en tamaño y aspecto rivalizó, y en una gran medida superó, con el uso de materiales más tradicionales como la cerámica y el trabajo del metal. En el lapso de una generación aparecieron talleres a lo largo de todo el mundo mediterráneo. El vidrio soplado se utilizó para la manufactura de objetos de uso cotidiano en las viviendas y también para ventanas. Entre tanto, la decoración del vidrio se desarrolló rápidamente, convirtiéndose en una de las formas de arte más espectaculares del Imperio Romano. El vidrio fue usado por los romanos prácticamente desde la época de Augusto, casi siempre para objetos. Se importaba principalmente de Capadocia e Hispania. La mica y la selenita en láminas tenían en ocasiones el mismo empleo. Ver, Industria.