Obelisco

(en griego, "asador"). Monumento de simbología solar, que representaba originariamente la piedra Benben de Heliópolis. Los obeliscos progresivamente fueron ganando esbeltez, al tiempo que se hicieron monolíticos. Columna monolítica de piedra, muy alta, rectangular, que se va afilando hacia la parte superior, cuya punta está formada por el piramidión. En el patio de los santuarios solares de la Dinastía V, había uno en calidad de símbolo solar. Se erigieron por primera vez en el Imperio Antiguo. Se labraban de una sola pieza de granito rojo. Probablemente pudieron ser utilizados como relojes de sol o como monumentos funerarios. En el Imperio Medio se situaron ante los templos, uno a cada lado de los pilonos. En el Imperio Nuevo se erigieron enormes obeliscos. Simbolizaban el lugar primordial sobre el que se había posado el sol en el primer momento de la creación. Estaban cubiertos de inscripciones jeroglíficas. Se dice que estos caracteres encubrían grandes misterios de la religión egipcia, conocidos por muy pocas personas. Cuando Cambises, rey de los persas, se hubo hecho dueño de Egipto, quiso exigir de los sacerdotes que se los explicasen y habiendo éstos rehusado obedecerle les hizo matar y destruyó todos los obeliscos que encontró. Estos monumentos estaban consagrados al sol, y por este motivo los sacerdotes los llamaban dedos de este astro. Aún no es seguro su sistema de construcción y puesta en pie, aunque son conocidas las canteras de granito donde se elaboraban, procediéndose después a su traslado. En Roma se elevaban muchos obeliscos egipcios. Los primeros fueron llevados por Augusto después de la conquista de Egipto. Uno de ellos, no lejos del Altar de la Paz (Ara Pacis), servía de aguja a un gigantesco cuadrante solar. Otro, llegado también de Heliópolis, fue colocado por Augusto en la spina del Circo Máximo. Había varios en el Campo de Marte, en la zona del templo de lsis. Otros son conocidos o mencionados por los textos. Algunos sirven aún de ornamento en la Roma moderna. Fueron importantes los obeliscos de Menfis, Heliópolis, Tanis, Tebas y los de Karnak y Luxor. Ver, Benben, Betilo.
 
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