Zama
o Zama Regia. Lugar donde se produjo la victoria de Escipión sobre Aníbal en el año 202 a.C., en una llanura tunecina, cerca de la actual Dougga. En el otoño del 203 a.C., Aníbal dio por concluida su aventura italiana, desembarcando en los alrededores de Hadrumetum (actual Susa, África), donde su familia tenía posesiones que garantizaban su seguridad personal ante las intrigas de sus enemigos en el Senado de Cartago. Éste había emprendido por su cuenta las negociaciones de paz con Escipión, por entonces establecido con sus soldados en los alrededores de Útica. Pero en la primavera del año 202, los cartagineses asaltaron unos buques romanos que llevaban abastecimientos a Escipión y, poco después, la nave en que viajaban mensajeros del general romano que se dirigían a Cartago a pedir explicaciones por lo anterior. Estos agravios eliminaron cualquier posibilidad de solución negociada y supusieron la vistoria del partido belicista de Cartago, obligando a Aníbal a ponerse en movimiento para la lucha. Primero desplazó su ejército a la llanura de Zama, en el interior del país; después, solicitó una entrevista a Escipión, al que ofreció renunciar a las conquistas de Cartago fuera del territorio africano, con tal de salvar la flota de guerra y las posesiones cartaginesas en el Norte de África. Escipión, que acababa de ser reforzado por diez mil jinetes del rey númida Masinisa, rechazó la oferta y provocó el enfrentamiento. A finales del verano del 202 a.C., los 50.000 hombres del ejército de Aníbal, africanos, ligures, galos, italicos, algunos macedonios enviados por el rey Filipo V, algunos grupos de hispanos y de jinetes númidas y sus 80 elefantes se dispusieron para el combate contra un ejército mucho más homogéneo aunque algo inferior en número: 47.000 hombres, 20.000 soldados encuadrados en dos legiones de romanos y otras dos de aliados, 14.000 infantes ligeros, cerca de 3.000 jinetes romanos y los 10.000 númidas de Masinisa. El enfrentamiento es bien conocido gracas al testimonio de Polibio, amigo personal de Cayo Lelio, el lugarteniente de Escipión y jefe de la caballería romana. Aníbal dispuso a sus tropas formando tres lineas: en la primera, los ligures, los baleáricos, los galos y los númidas, en los que tenía plena confianza. En el centro, las tropas bisoñas de africanos, cartagineses y macedonios, todos ellos recién reclutados, y detrás puso a sus veteranos itálicos. Al frente de todos, a modo de arietes, los elefantes estaban preparados para desbaratar y desorganizar las primeras lineas romanas. Escipión decidió disponer sus tropas en cuadros compactos y amplios pasillos entre ellos, para dejar pasar a los elefantes sin perder la formación Sus jinetes guardadan el flanco izquierdo y los númidas de Masinisa, el derecho. Todos ellos se encargaron de anular a la caballería de Aníbal y, después, atacar, los flancos y la retaguardia del cartaginés. Una vez que los elefantes traspasaron las unidades romanas sin apenas afectarlas, Escipión cerró las filas ofreciendo un frente compacto contra las tropas de Aníbal. La primera línea de éste quedó prácticamente rota y, como los soldados de la segunda tardaban mucho en ayudarles, los supervivientes de la primera línea púnica se volvieron contra los de la segunda. Tras la desbandada general, el campo de bataIla se convirtió en un matadero. Aníbal huyó a Hadrumetum con algunos de sus hombres y Escipión se dirigió hacia Cartago, a la que impuso una dura paz. Ver, Segunda guerra púnica.