Pablo
(siglo III). Natural de Samosata, fue obispo de Antioquía desde el año 260 hasta el 272. Hombre bien formado dialécticamente. Promotor de ideas heréticas. Sus errores y su vida altanera causaron en todo Oriente un gran escándalo, si bien hallaron algunos partidarios. Por ello, el año 264 fue convocado un sínodo en Cesarea de Capadocia, y Pablo de Samosata tuvo que presentarse y responder a las doctrinas y vida ante el concilio. A pesar de su propósito de enmienda, continuó igual, por lo que el año 268 se reunió un segundo sínodo, en donde el hereje Pablo fue excomulgado y nombraron su sucesor para la sede de Antioquía. No obstante, gracias al apoyo de Zenobia, reina y regente de Palmira, Pablo de Samosata continuó, hasta que el emperador Aureliano dio la célebre solución de que debía quedar como único obispo aquel que estaba en comunión con el de Roma.