Xenia

Práctica consistente en proporcionar hospitalidad y acogida al extranjero, imperante en la mentalidad y costumbre griegas. Implicaba el deber de alojarlo, darle alimento, asociarlo a la celebración de ceremonias religiosas familiares, ofrecerle regalos en el momento de su partida y no procurarle ningún tipo de daño o perjuicio. Sólo se procedía a la identificación del extranjero tras haberle dispensado la primera acogida y haberle ofrecido la restauración consiguiente. Tales prácticas se hallaban bajo la protección de Zeus y su trasgresión era considerada una grave ofensa. El extranjero así acogido estaba obligado a corresponder con un trato semejante llegada la ocasión, por lo que dicha costumbre contribuía al establecimiento de poderosos vínculos entre las personas que la practicaban. Se convirtió así en el instrumento de relación internacional de las principales familias de la ciudad. Concebida en principio como un deber religioso que buscaba no ofender a los dioses, acabó convirtiéndose en una verdadera institución social.
 
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