Abanico
o Parasol. En Egipto, corresponde al signo jeroglífico "chut". Los abanicos y parasoles del antiguo Egipto solamente se diferenciaban entre sí por el tamaño; sin duda los grandes parasoles se utilizaban también como abanicos, con lo cual este signo jeroglífico hacía de determinativo genérico para las palabras referidas a ambos artículos. En todos los períodos los tipos de abanico más comunes fueron el lotiforme y el palmiforme, que imitaban las hojas del loto azul o las espesas hojas de la palmera datilera. Otros tipos, aunque menos frecuentes, se elaboraron utilizando como modelo las hojas de otras plantas, alas de pájaros, etc., utilizándose también indudablemente como abanicos. En la tumba de Tutanjamón se encontró un abanico del tipo que aparece en el jeroglífico. Tanto los abanicos como los parasoles tuvieron una gran importancia simbólica. Es posible que la divinidad doble Hepui representara a los dos abanicos que se encuentran acompañando al rey desde los tiempos más antiguos, tal y como se observa en la "Cabeza de Maza de Escorpión", denominada así por el jeroglífico de este animal que aparece al lado del rey y que probablemente correspondía a su nombre), donde vemos a dos portadores de abanicos directamente detrás del monarca, en una escena que representa sin duda un importante evento ritual. Debido a que el abanico estaba relacionado con el movimiento del aire, fue un símbolo activo y funcional de la respiración y, por lo tanto, de la vida. De hecho, muchos tipos de abanico se conocían por el término nefet, "soplador", y el contenido simbólico de esta idea podía representarse iconográficamente de diferentes maneras. Frecuentemente, este objeto era portado por signos anj parcialmente personificados, que lo sostenían con sus brazos situados detrás del rey. En el pectoral de oro de Amenemhet III, el monarca adopta la antigua posición ritual de destrucción de enemigos o de retorno de la caza, y los signos anj, que sostienen los abanicos, transmiten claramente el mensaje simbólico de que "el aliento de vida" (anj) está con él. Parece ser que este objeto también podía sugerir la idea de don de la vida o de fecundidad vivificante, de diferentes maneras. En su función de "soplador", el abanico podía representar el envío de las vivificantes aguas del Nilo; y aunque esta imagen quizás se desarrolló en tiempos posteriores como parte de las creencias osiriacas, no debe descartarse que ya en la Cabeza de Maza de Escorpión los abanicos que asisten al monarca representaran el envío de las aguas para la actividad agrícola del rey. En virtud de su sombra, los abanicos y parasoles también representaban la "sombra" que, como el alma, el corazón y el nombre, se consideraba como una de las partes que componían el ser humano. Este uso se puede observar en obras funerarias del Imperio Nuevo tales como el Libro de las Cavernas, donde este jeroglífico aparece sobre las cabezas de ciertos seres y al lado de pájaros ba que adoran la imagen del sol. El abanico ju, de mango corto y coronado por una única pluma de avestruz, aparece también usualmente en el arte egipcio, ya sea en manos de un "portador de abanico a la derecha del rey", o del halcón real, un buitre o un ojo udjat alado que asisten al rey o a una divinidad como Osiris.