Abeja

En Egipto, orresponde al signo jeroglífico "bit". De igual manera que otros muchos animales e insectos, la abeja tuvo en alguna medida una significación solar. Según un mito, este insecto fue creado cuando el dios Ra lloró y sus lágrimas cayeron en forma de abejas sobre la tierra. Además de esta asociación con el dios sol, la abeja estuvo vinculada a toda una serie de divinidades, en especial Amón, Min y Neith; el templo de esta última en Sais se llamaba per-bit o "casa de la abeja". Este insecto también tuvo un importante significado real desde los primeros tiempos como emblema del reinado del Bajo Egipto. Aunque el origen exacto de esta asociación no está claro, queda constatado en el título real nesu-bit o "El del junco y la abeja", donde esta criatura permanece al lado de la planta heráldica del Alto Egipto. Esta conexión con la ideología real condujo a la utilización del término bit como un nombre para la Corona Roja del Bajo Egipto, y también para el rey como gobernante de la región. La abeja también desempeñaba un pequeño pero interesante papel en la sociedad egipcia. La apicultura debió practicarse ampliamente en muchos períodos, ya que la miel se usaba por lo común como alimento y en la preparación de compuestos médicos, ungüentos y otras muchas sustancias. Las abejas se guardaban en largos tubos huecos con extremos estrechos, que funcionaban como colmenas, y la miel (también denominada bit, pero con el determinativo de un tarro de miel) se recolectaba haciendo uso de la fumigación. Existen varias representaciones sobre algunos aspectos del cuidado de las abejas y la recolección y elaboración de la miel; las más antiguas se encuentran en la "Cámara de las Estaciones" del Templo del Sol de Niuserra, de la Dinastía V, en Abu Gurab. Otras escenas interesantes se encuentran en tumbas de las Dinastías XVIII y XIX, en especial las de Amenhotep (el mayordomo de Hatchepsut) y del visir Rejmira en Tebas, así como la tumba del gran oficial Pabesa de la Dinast¡a XXVI. En este último ejemplo, las abejas aparecen revoloteando alrededor de sus colmenas tubulares, y en el registro superior se las ve de nuevo junto a un hombre que vierte la miel recogida en una especie de receptáculo. El uso de elementos jeroglíficos es evidente en estas representaciones u otras similares, donde numerosos insectos en idéntica posición -el signo jeroglífico bit repetido- forman un "enjambre" de abejas. Aunque esta representación pueda parecer mecánica para los estándares modernos, consigue sin embargo una imagen efectiva del enjambre. Aun cuando la abeja tenía connotaciones positivas, era un insecto con aguijón, y por ello muchas representaciones, y también jeroglíficos escritos, las muestran con una sistemática omisión de la cabeza, para conseguir una imagen inofensiva. Aparte de este aspecto, la abeja era un símbolo apropiado de la fecunda abundancia del mundo natural, y en el Libro de las Puertas se dice que cuando el dios sol entra en el primer "ciclo" de la octava "hora" del mundo subterráneo, los dioses Tem, Jepri y Chu, que de alguna manera simbolizan esa cualidad, respondían al gran Ra con una voz que parecía el zumbido de muchas abejas.
 
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