Abdi-Ashirta
o Abdiashista (siglo XIV a.C.). Rey (ca.1.400-1.360 a.C.) del País de Amurru entronizado en tiempos de Amenhotep III, que, aunque nominalmente fue posesión egipcia, según se deduce de las cartas de Tell el-Amarna, pudo gobernar de modo totalmente independiente. Contemporáneo del faraón Ajenatón y del rey hitita Shuppiluliuma. Personaje tortuoso y ambicioso, gracias a la pasividad egipcia se apoderó de casi todo el Líbano, eliminando a los vasallos fieles a Egipto, entre los que se encontraba Rib-Adda, rey de Biblos, el más fiel vasallo de Egipto y su mejor informador de la situación que se estaba produciendo. Hubo de hacer frente en alguna ocasión a Mitanni, potencia que siempre quiso controlar el espacio territorial de Amurru, de fronteras imprecisas. Con Abdi-Ashirta Amurru comienza a alcanzar cierto prestigio y capacidad militar, ejemplo de lo cual serían sus intervenciones y conquistas en Ammiya, Ardata, Irqata e incluso en la propia Ugarit. En uno de los enfrentamientos fronterizos con tropas egipcias fue hecho prisionero y llevado a Egipto en donde murió ejecutado en una ceremonia pública por orden, según algunos egiptólogos, de Akhenatón. Le sucedió como rey gobernador del país, su hijo Aziru.