Oannes

u Oen u Oes u Oon u Oanes. Monstruo medio hombre y medio pez, que vino del mar Eritreo, y salió del huevo primitivo, del cual nacieron todos los seres. Apareció, dice Beroso, en un lugar vecino a Babilonia. Tenía dos cabezas, de manera que la de hombre estaba bajo la de pez. A su cola se veían los pies humanos y tenía voz y hablaba igual que los racionales. Este ser monstruoso vivía entre los hombres sin comer, les enseñaba las ciencias, las artes, el modo de edificar las ciudades y los templos, de establecer leyes, y a fijar los límites de los campos con reglas seguras; de sembrar y recoger los frutos, en una palabra todo lo que podía contribuir a suavizar sus costumbres. Al ponerse el sol se retiraba al mar y pasaba la noche debajo de las aguas. Después aparecieron otros monstruos semejantes a él, y aunque Beroso había prometido revelar este misterio, sin embargo, no lo cumplió. Oannes u Oes, dicen los sabios, significa en siríaco, extranjero. En consecuencia esta fábula nos enseña que, en algún tiempo llegó un extranjero que dio a los caldeos los principios de civilización. Iba quizá vestido de pieles de pescado, que le cubrían desde la cabeza hasta los pies. Entraba todas las tardes a su nave y comía a bordo sin ser visto por nadie. En cuanto al huevo primitivo de que la fábula le hace nacer, deriva este error, según parece, de la semejanza del nombre Oannes con la palabra griega Oon, huevo.
 
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