Fabio

Máximo Alobrógico, Quinto (Quintus Fabius Maximus Allobrogicus) (siglo II a.C.). Hijo de Fabio Labeón, fue cuestor en el 134, pretor en el 124 y propretor en 123 en Hispania. Según Plutarco, Cayo Graco logró del Senado un decreto para que se vendiera el trigo que el pretor había obtenido mediante requisas injustas de los provinciales hispanos, a los que restituyó su importe. En el 121, elegido cónsul, se enfrentó a las tribus del sudeste de la Galia venciendo a los alobrogeses y arvernos junto al Ródano, lo que le valió un triunfo (120) y el cognomen; permaneció en esta provincia como procónsul del 120 al 117. Después de celebrar un triunfo, levantó el primer arco triunfal en Roma, el Fornix Fabianus, en la Via Sacra, cerca del templo de Vesta. Cultivó las letras y pronunció la oración fúnebre de Escipión Emiliano. Probablemente a causa de una enfermedad se retiró de la vida política y militar, muriendo antes del año 100. Accio dejó un escrito sobre él.
 
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