o Psammetichus (siglo VII a.C.). Faraón (664-610) del Período Saíta y de la Dinastía XXVI (672-525). Hijo de Menjeperre Necao I. Cabe considerarle como el auténtico fundador de la Dinastía XXVI. Psammético I inició su reinado bajo la total dependencia de Asiria, cuyo rey Asurbanipal había colocado como hombres de confianza en Egipto a Nekao I, para controlar desde Sais todo el país, y al hijo de éste Psammético I como Señor de Athribis, tras haber sido ejecutado Bakennefi III. Muerto su padre Nekao I, según se sabe por la Estela del sueño, Tanutamón, último representante de la Dinastía XXV Kushita, fue reconocido rey en Napata, Elefantina, Tebas y Menfis, pero Asurbanipal ante la petición de ayuda por parte de Psammético I, que había acudido a Asiria, volvió a enviar rápidamente sus tropas a Egipto, las cuales persiguiendo a Tanutamón, que se refugió en el sur, saquearon Tebas y Heliópolis, llevándose un extraordinario botín (Anales asirios). Tras esta acción, que no aparece consignada en los textos egipcios, Psammético I fue dejado como rey, el cual poco a poco fue reconocido por los reyezuelos del delta y por las guarniciones, a veces a costa incluso de luchas (libios, guarnición de Elefantina). Tuvo que tolerar, sin embargo, en Tebas el gobierno teocrático independiente de Mentuemhat, Cuarto Profeta de Amón, que se intituló rey en alguna de sus inscripciones. Para la unificación del país y la salida de las tropas asirias de ocupación, a las que debía en buena medida el trono, contó con la colaboración de mercenarios, fundamentalmente jonios y carios "hombres de bronce", según sabemos por Heródoto. En Tebas, y en el año 656, hizo que su hija Nitocris I, tenida de Mehetemueskhet, fuese adoptada por Shepenupet II como sucesora de la Esposa divina de Amón (Estela de la Adopción), regalándosele una gran dote, que venía a ser la fortuna vinculada al rango de princesa espiritual, dote que fue administrada por el influyente mayordomo Ibi. Con ello Psammético I controlaba de hecho todo el país. Menfis y Sais, ciudad origen de esta Dinastía, adquirieron gran importancia como centros administrativos bien controlados por Sematutefnakht; Tebas, en manos del fiel Nesnauiau, pudo mantener en la obediencia a todo el sur. Egipto se abría a muchas gentes extranjeras: griegos a quienes se les dio tierras, fenicios, sirios y judíos, con lo cual el país se internacionalizaba. Su importancia fue tal que Psamético I organizó una escuela de intérpretes. En política exterior, Psammético I estableció una alianza con Giges de Lidia y luego, muerto éste al enfrentarse con los asirios, no tuvo inconveniente en pactar con ellos. Esto le permitió actuar con total libertad en el Líbano y Palestina, en donde se apoderó de Ashdod. Su política exterior se benefició de la decadencia del Imperio asirio. Llegó a ayudar a los asirios a luchar contra el caldeo Nabopolasar, aunque no pudo evitar la caída de Asur (614) y Nínive (612). Restaurador de la potencia militar egipcia. Especial interés demostró el rey egipcio por la administración, reorganizándola en profundidad, dando gran importancia a todo lo relacionado con la marina. Se reemprendieron las relaciones con los fenicios y especialmente con Tiro. Precisamente hacia esos años, la colonización fenicia de occidente llega a su máximo esplendor. Psamético I se relacionó asimismo con los griegos, siendo durante su reinado cuando los milesios fundaron la factoría de Náucratis, en el Delta occidental. Por otro lado, desde el 631, griegos dorios se habían establecido en la costa libia, donde fundaron la colonia de Cirene, extendiendo su influencia en la región. Época de tranquilidad en los países del Mediterráneo oriental, que pudo aprovechar Psamético para la reorganización interior de Egipto y de su maltrecha economía. Durante su largo reinado el culto a los animales fue ascendente, llegando incluso a agrandar el Serapeum de Menfis. Este rey, cuyo nombre de coronamiento fue el de Uahibre, y que había sabido hacer de Egipto un Estado internacional, sentó las bases para el llamado "renacimiento saíta", de grandes consecuencias históricas. Cuando los escitas invaden y saquean el Imperio asirio, llegan a la frontera de Egipto; Psamético sale a su encuentro y compra su retirada. Murió Psamético sin poder ayudar al resto del ejército asirio refugiado en Harrán. Bajo la influencia de Psamético tuvo lugar un destacable renacimiento de la pintura y la arquitectura egipcias que se asocia con los reyes saítas. Sais y los otros centros favorecidos por el rey fueron admirados en todo el mundo antiguo por el esplendor de su arquitectura y la grandeza de sus obras de arte, que buscaron deliberadamente su inspiración en las obras más bellas del Imperio Antiguo. Psamético también se volcó en la restauración de los centros religiosos de Egipto, algunos de los cuales estaban muy deteriorados. Le sucedió su hijo Uahemibre Necao II, a quien tuvo probablemente de su esposa Mehetemueskhet. Ver, Nitocris.
)o( MITOLOGÍA.- Este príncipe antes de llegar a ser el único soberano, fue otro de los doce grandes señores que gobernaban Egipto con igual autoridad. Un oráculo les había pronosticado que el primero de entre ellos que hiciese una libación con una copa de bronce llegaría a ser el único poseedor de todo el reino. "Sucedió, dice Heródoto, que el último día de una fiesta solemne, mientras que estaban todos reunidos en el templo de Vulcano para hacer una libación, el sacerdote que debía entregarles la copa de oro se equivocó de número y no distribuyó más que once. Psamético, que era el último, hallándose sin copa, se quitó su casco y se sirvió de él para las libaciones. Los otros señores se acordaron del oráculo, y para impedir los efectos, hubiesen matado a Psamético, de no haber averiguado que este no tuvo ninguna culpa en el olvido del sacerdote. No obstante le despojaron de toda autoridad y le desterraron a un lugar desierto. Psamético consultó el oráculo de Latona, en Butis, que le contestó que "la venganza le llegaría por mar cuando se presentaran hombres de bronce". Le pareció no debía dar crédito a semejante respuesta; pero al cabo de algún tiempo habiendo sido arrojada a las costas de Egipto una tropa de jonios aparecieron armados con toda especie de armas y como en el país no habían visto nunca hombres de esta manera, dieron noticia a Psamético que habían desembarcado en las costas de Egipto hombres de bronce. El príncipe conoció el sentido de las palabras del oráculo, hizo alianza con estos extranjeros sirviendose de ellos para hacerse dueño de todo Egipto".